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teresa díaz guzmán

llamada movil

envío urgente

Jueves, 9.37 horas. Autobús de línea. Me siento al lado de una mujer que habla por su teléfono móvil.

-…de mi mesa, en la segunda balda empezando por arriba, donde están los archivadores. En uno pone «pendientes», ¿lo ves? Sí, ve hasta mi mesa… ¿Ya? Vale, te plantas justo delante de la estantería y si miras un poco hacia arriba, en la segunda balda… sí, la segunda empezando por arriba, sí… a la derecha, ¿ves los archivadores? ¿Sí? Vale, pues coge el que pone «pendientes». Yo creo que el contrato que hay que enviar es de abril… me suena. Mira ese mes… o finales de marzo. No, no es complicado porque están ordenados por fecha y cada mes en un separador. De todos modos, a mí me quedan dos paradas… sí, sí, míralo si quieres… en ese archivador que tienes, seguro. ¿Yo? Pues poco, menos de cinco minutos… si ya te digo que faltan dos paradas, bueno, ahora sólo una… vale, pues déjalo y lo miro cuando llegue…

Sin dejar de hablar, la mujer se levanta y sale de la fila por delante de mí, pulsa el botón de solicitud de parada y se planta frente a la puerta del autobús.

-Hala, ya estoy en la puerta. Ahora nos vemos arriba… Sí, hasta ahora, hasta ahora.

Por la ventanilla la veo cerrar el teléfono aunque no lo guarda. Entra en un edificio de oficinas junto a la parada y la pierdo de vista. Ahora la imagino detrás de su mesa, plantada frente a la estantería, acercando su mano a la derecha de la segunda balda y cogiendo el archivador de pendientes. Pasa los separadores hasta abril, o quizá hasta marzo, y manda el contrato por fax con 5 minutos de retraso.

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