Truman, una película valiente
Que Cesc Gay me encanta no es ningún secreto pero ahora le amo aún más. Mirar de frente a la muerte y decidir sobre la propia vida, ése es el valor de la dignidad. Y es todo tan real, tan de verdad que no puede contarse mejor.
Es lógico el impulso egoísta, muy humano, de querer que el amigo esté siempre y no enfrentarnos a su muerte pero ahí se mide la amistad: no compartir las decisiones que toman y, a pesar de ello, acompañar a los amigos.
El bien más preciado es el tiempo y, por eso, es importante elegir con quién lo pasamos: no dejar nada por decir, nada por hacer, nada importante pendiente. Y dejarnos sorprender por la gente maravillosa que nos regala la vida.
Vivir –en la extensión más amplia de la palabra– cada día, ésa es la lección.